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Hay heridas que siguen abiertas

Por Camila Vautier

Hay un recuerdo que Zunilda Inalef no puede sacar de su mente. Permanece intacto, clavado a ella como una espina que pincha. Duele. Es verano, entre el ‘76 y ‘77, tiene dos años y está jugando en la tierra que vio nacer a sus ancestros mapuches, en el paraje Mallín Ahogado, a más de 16 kilómetros de El Bolsón, Río Negro.

Un camión del Ejército llega, invade la escena. “¿Serán tres o cuatro los gendarmes de verde que bajan con sus armas?”, se pregunta, no recuerda bien, era tan chica. Sabe que corrió a la cocina, sabe que en ese instante se convirtió en la espectadora de un episodio que marcó su vida para siempre.

–En esa época, los militares se llevaron a mi hermano Héctor Domingo Inalef, de acá, del territorio –dice.

Ahora, en su casa, su hija Ayelén ceba mates, Zunilda le baja el volumen al televisor para que su nieto pueda seguir mirando los dibujitos. Prende unas hojas de eucalipto en un cuenco de cerámica y dice que pasaron 47 años de ese hecho y todavía es invierno allí en la Lof Inalef de Mallín Ahogado, recuperación territorial que la comunidad sostiene desde 2018.

Héctor, su hermano mayor, estuvo desaparecido para ella y su familia hasta el 2013, año en que Zunilda con 39 pudo retomar la escuela primaria y junto a Iris, su maestra, aprendió lo que fue la dictadura y así pudo atar los cabos de su propia vivencia.

A su lado, Ayelén lanza preguntas que durante mucho tiempo no tuvieron respuesta, aplastadas por el duro silencio que envolvió la detención forzada y desaparición de su tío:

–Mi abuelo se murió sin ver a su hijo, murió pensando qué le habrían hecho, si estaría vivo, muerto. Se lo llevaron, se lo arrancaron. ¿Con qué derecho?

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“El Bolsón, mágico y natural”, dice el cartel que anuncia la llegada a la ciudad patagónica, cabecera de la Comarca Andina. Esta región se ubica justo en el límite sur de la provincia de Río Negro y el noroeste de Chubut. La integran seis localidades: del lado rionegrino, El Bolsón, y del lado chubutense, Lago Puelo, El Hoyo, Epuyén, El Maitén y Cholila. La Comarca Andina es conocida por sus imponentes paisajes, ríos y montañas. También, por ser el destino turístico de miles de personas que cada año la visitan con la esperanza de encontrar algo del aire fresco que escasea en las grandes ciudades.

En la localidad de El Bolsón este perfil de desarrollo del turismo vino de la mano de la especulación inmobiliaria y fue delineado durante la intendencia de facto del ingeniero Miguel Cola, quien gobernó entre 1978 y 1983. Tras la vuelta de la democracia, Cola fue elegido en el ‘87 por la voluntad popular como intendente. Bajo su primer mandato fue desaparecido Julio César Schwartz.

Julio César Schwartz era trabajador del Banco Nación y militaba en el Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP), una de las organizaciones revolucionarias más influyentes de la Argentina. En 1977 llegó a El Bolsón junto a su compañera Ana María y sus dos hijos, Germán y Adriana, huyendo de la persecución política en Buenos Aires. Al arribar a la Comarca se convirtió en el gerente de un reconocido hotel.

El 1 de abril de 1978 iba camino a su nueva casa en Villa Turismo cuando fue secuestrado por un grupo de tareas. Tenía 38 años. Fue visto por última vez en el Centro Clandestino de Detención "El Banco", ubicado en la provincia de Buenos Aires.

***

A eso de las 5 de la mañana, un silbatazo despertó a los integrantes del Batallón de Infantería de Marina Nº 5, que saltaron de la carpa así como estaban, a “pata y calzoncillo”. Raúl Larenas era uno de ellos. Estaba haciendo el servicio militar en Río Grande, Tierra del Fuego, a 1831 kilómetros de El Hoyo, provincia de Chubut, su pueblo.

“¡Trote, cuerpo a tierra, trote, cuerpo a tierra!”. El frío calaba los huesos. Entre los muchachos cruzaban miradas preguntándose quién se habría mandado la macana, porque cuando uno se la mandaba, a todos “los bailaban”. A esa duda que circulaba por lo bajo la respondió un general:

–¡Bailamos de alegría porque Argentina tomó las Malvinas!

Raúl y su grupo esperaban ir a la frontera con Chile que, se decía, podría aprovechar la distracción argentina, movilizada por la guerra, para atacar. Pero en cambio el destino fue otro. Esa noche durmieron abrazados al fusil y unos días más tarde partieron a las Islas.

–Si nos negábamos, lo mismo nos iban a llevar, vio’, pero uno estaba contento de que iba a ir a conocer algún lugar nuevo –relata cuatro décadas después.

En aquel momento, Raúl tenía 8 meses de instrucción militar y 19 años. Los 20 los cumplió en Malvinas.

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A Héctor Domingo Inalef se lo llevó un camión del Ejército de su casa en el paraje Mallín Ahogado. Clase 58, había sido sorteado para hacer el servicio militar en 1976, aunque, según relató mucho tiempo después, se lo llevaron dos días antes de la fecha en que debía presentarse. Acusado de “desertor” estuvo preso e incomunicado, sin causa, juicio ni condena, en un calabozo de la Escuela de Instrucción Andina, en Bariloche.

Entrevistado por la doctora en Ciencias Sociales e investigadora, Ayelén Mereb, en 2016 contó públicamente y por primera vez, su historia.

“Cuando me sacaron de mi casa, me trajeron esposado como si fuera un delincuente. Me sacaron en un camión del Ejército, me llevaron primero a Bariloche, ahí me tuvieron como tres o cuatro meses. Me tuvieron encerrado en un calabozo. Después me trasladaron a Viedma, también esposado, cada vez que tenía que ir al baño tenía un milico a la par. Nunca vi a un juez. Nadie se comunicó conmigo. Después a Bahía Blanca”, relató. Durante años la familia desconoció el paradero de ese hermano que había sido sostén económico del hogar trabajando junto a su padre para llevar el pan a la mesa.

En el camión del Ejército en el que se lo llevaron, cuenta que había más personas. A algunas de ellas no las vio nunca más. Mientras estuvo preso, lo hicieron limpiar pisos y botas. “Así te ganás la comida”, lo amenazaba el oficial Lobos, de quién no sólo recuerda amedrentamientos, sino también su mirada.

–De ese me acuerdo la cara, era el jefe que se metía adentro a patotear –dijo en el reportaje.

A su secuestro lo siguieron los años de silencio. Zunilda llegó hasta a dudar de su existencia.

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Raúl Larenas arribó a Malvinas el 8 de abril de 1982. Lo enviaron a combatir en el Cerro Zapador (Sapper Hill), donde tomaron posición en un risco de unos 15 metros de largo y 80 centímetros de ancho. Metido en esa cueva de tierra húmeda, el cabo a cargo daba la orden de mantenerse callados. “Estábamos como prisioneros”, recuerda ahora el ex combatiente. Intentaron escapar para dar aviso de la situación y llegó un cabo mayor para “bailarlos”.

–No quisimos hacerlo, dijimos que estábamos en guerra y no pensábamos bailar.

Así consiguieron un tacho para hacer fuego y comida. Más tarde, en charlas que compartió con otros veteranos en la ciudad de Esquel, se enteró de que no todos tuvieron la misma suerte. Algunos llegaron a adelgazar hasta 39 kilos.

***

“Andate, pero no vas a estar haciendo cagadas porque te vas a quedar adentro de vuelta”, recuerda Héctor Inalef que le dijo el oficial mientras le indicaba con un gesto por dónde buscar su pasaje de Bahía Blanca a Viedma. Era marzo de 1978 y estaba libre después de dos años de cautiverio.

Sin plata y lejos de su hogar, intentó comunicarse con su familia pero no tuvo éxito. Probó primero en la comisaría, donde nadie hizo eco a su pedido, y luego a través del correo, donde debía presentar una casilla postal que desconocía.

–Al no tener plata, los sueldos me alcanzaban solamente para comer en el día –le explicó a la investigadora Ayelén Mereb.

Héctor pudo reencontrarse con Zunilda, su mamá y dos hermanas en 2014, en Viedma. El encuentro se dio gracias a las conexiones con el Archivo Provincial de la Memoria generadas a partir de la investigación de Mereb. Así su testimonio fue incorporado al archivo de la Secretaría de Derechos Humanos.

–Nos empezamos a presentar… nos abrazamos, fue muy fuerte –recuerda Zunilda sobre aquel encuentro.

Ayelén Inalef, la hija de Zunilda, no conoce a su tío pero le gustaría tener con él esas “charlas pendientes”.

–Capaz él no quiera volver acá, porque ya la imagen no va a ser la misma. Hay extranjeros en el territorio donde nació, tienen todo cercado. Ahí donde están esos gringos -señala-, ahí estaba la casa de mis abuelos, es donde nació mamá, donde nació mi tío Héctor.

***

La mamá de Raúl Larenas supo que su hijo regresaría a El Hoyo a través de un telegrama enviado por el Ejército a la comisaría del pueblo. Eran los inicios de la primavera de 1982 y en ese tiempo apenas había luz eléctrica en la localidad, las noticias no corrían a la velocidad de ahora y la televisión recién empezaba a aparecer en algunos hogares privilegiados.

Mientras él estuvo en Malvinas su novia juntaba mosqueta y hacía dulces para enviar a los combatientes, las mujeres del pueblo tejían gorros y pasamontañas que nunca llegaron, su madre había apagado la radio. Nada de lo que se decía sobre supuestos ganadores, perdedores, bajas o heridos tenía trascendencia para ella: confiaba en que su hijo, su mano derecha, iba a volver.

Pese a que la guerra finalizó en junio con la rendición argentina, Raúl regresó en septiembre, cuando se cumplieron los 14 meses de servicio militar en Río Grande.

–Cuando volvimos de Malvinas nos hacían pasar por una oficinita en el Batallón, donde nos preguntaban la dirección de la familia para mandarles un aviso. Ahí también los militares nos decían que no contemos nada. Tenemos compañeros que hasta hoy nunca hablaron.

***

Julio César Schwartz fue contabilizado entre las víctimas en el juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en los centros clandestinos de detención del circuito ABO (Club Atlético, El Banco y Olimpo). Sin embargo, las pruebas no fueron suficientes para certificar su cautivero en el lugar y los signos de interrogantes siguen abiertos.

En 2012, con la instalación de una escultura y una placa en su memoria en una plazoleta nombrada “Julio César Schwartz” frente al Banco Nación, fue reconocida oficialmente su desaparición forzada en el pueblo de El Bolsón.

***

Ayelén Mereb es socióloga, doctora en Ciencias Sociales y dedicó su tesis doctoral a la investigación sobre los procesos de memoria y dictadura en la Comarca Andina. Dice que en la zona se construyó “una imagen paradisíaca mágica y natural, donde la represión ‘no se había sentido tanto’”.

–Esta idea se basaba en cierto aislamiento relativo en relación a los principales centros urbanos del país y al hecho de que no hubiera un activismo político destacado como en las grandes urbes.

Pero la represión existió y estuvo dirigida, principalmente, a dos sectores: el personal del hospital público identificado con el plan de salud peronista y contra aquellos jóvenes que llegaron escapando de la asfixia de las grandes ciudades. “Ellos fueron englobados bajo el rótulo de ‘hippies’, primero como algo exótico y luego como algo peyorativo”, agrega Mereb.

De la mixtura entre los “hippies” y las comunidades mapuches nacerían más tarde los organismos de derechos humanos comarcales.

–El origen de los movimientos de derechos humanos en nuestra localidad es muy diferente a cómo se origina en otros lugares del país donde están vinculados a los crímenes de lesa humanidad. En el caso de El Bolsón tuvo que ver, más bien, con las persecuciones que continuaron ocurriendo y se profundizaron con la vuelta de la democracia.

Ejemplo de ello es el surgimiento de la Asamblea Permanente de Derechos Humanos (APDH), con sede en El Bolsón pero de alcance comarcal. Nació en 1985 al calor de las luchas populares que frenaron el intento de construcción de un dique en Epuyén.

***

Un día antes de las elecciones que inauguraron el regreso de la democracia en Argentina se levantó el estado de sitio en Chubut y el 30 de octubre de 1983, 143.994 personas de la provincia asistieron a votar.

Se presentaba el radical Atilio Viglione, médico, nacido en Chivilcoy, muy amigo de quien fuera elegido presidente, Raúl Alfonsín. Por el Partido Justicialista, iba Hebe Corchuelo Blasco, abogado, quien supo conocer en persona a Juan Domingo Perón en una visita que hizo al ex presidente durante su exilio en España.

Entonces, los primeros datos se tomaban de forma manual con la información que llegaba a través de telegramas. La diferencia de votos era mínima. Por eso, la Dirección General de Informática de la Provincia sacó su moderna IBM 8100, la primera computadora que se utilizó en Chubut para el conteo de votos. La fórmula radical Viglione-Altuna se impuso por sólo 747 votos.

Mientras en Rawson -capital de la provincia- se definía la elección, Raúl Larenas se encontraba viviendo en El Bolsón, hacía más de un año que había vuelto de Malvinas. Aunque recuerda esa época como un tiempo difícil, tiempos de salir a changuear para hacerse el mango, tiene una convicción firme:

–La democracia sigue vigente gracias a que nos sacrificamos en Malvinas, a que hay compañeros que no volvieron.

***

Zunilda tenía 8 años el día de 1982 en que la desalojaron del territorio que en 2018, junto a su comunidad, recuperaron. Según relata, habrían sido unos primos quienes vendieron de manera irregular las tierras donde ella, su padre y sus abuelos nacieron y vivieron. “Ahora impulsamos una causa por usurpación. Nosotros jamás vendimos la tierra, siempre la trabajamos”, dice.

Al recordar la vuelta de la democracia, clava su mirada en la mesa y se hunde en un profundo y largo silencio.

– Todavía hay heridas que no cierran –responde.

OPINIÓN | CHUBUT ESCUCHAR PODCAST LEER CRÓNICA

Democracia de infantería, ajuste y saqueo

Por Martín Ulacia, periodista y docente, ex candidato a diputado nacional de Chubut por el Partido Obrero y el Frente de Izquierda Unidad.

“¿Qué es más democrático: ir a votar cada cuatro años o las jornadas de diciembre de 2001 que voltearon al gobierno de Fernando de la Rúa?”, fue la provocadora pregunta que recuerdo me hizo una vez un profesor en clase. Siempre la tengo presente, y la recuerdo más aún este año, cuando se impone un balance de 40 años de democracia en Argentina. Un balance que considero no puede estar dominado por una tónica de embellecimiento e idealización. Y que amerita, por el contrario, una crítica implacable.

La historia reciente de Chubut es uno de los tantos puntos de apoyo desde los cuales esta crítica adquiere peso específico, pues permite reflexionar acerca de cómo la democracia, bajo el capitalismo, puede ser también, y de hecho lo es, un régimen político mediante el cual las clases dominantes pueden llevar adelante, de una manera relativamente satisfactoria (pero no sin crisis y resistencias) las políticas que necesitan para defender sus propios intereses, irremediablemente opuestos a los de la clase trabajadora.

La democrática Chubut bajo los últimos gobiernos

“Fueron grupos antidemocráticos y violentos”, rezan los diferentes actores políticos y económicos que intentaron avanzar con el “Proyecto Navidad” en la meseta de Chubut, de la minera canadiense Pan American Siver, y fueron frenados por las movilizaciones masivas que sacudieron las calles de toda la provincia, entre el 15 y el 21 de diciembre de 2021. Seis días que condensaron más de 20 años, y que intenté retratar lo mejor posible en el libro “No fue no. Una crónica del Chubutazo”, que publiqué en mayo de 2022. Pero el convulsivo diciembre de 2021 en Chubut es el antecedente más reciente, más nítido, de una larga saga de antidemocráticos ataques contra el pueblo chubutense, impulsados por gobiernos formalmente democráticos, que a su vez generaron, como respuesta, importantes episodios de movilización popular y resistencia.

En octubre de 1990 el gobernador pejotista Néstor Perl renunció a la gobernación de Chubut en el marco de una profundo proceso huelguístico producto del retraso en el pago de los sueldos de los trabajadores estatales. Se lo conoce como el primer “Chubutazo”.

En junio de 1996 se produjo una marcha de más de 5 mil personas, bajo la nieve, a la localidad de Gastre, en plena meseta chubutense, ante la amenaza de la instalación de un basurero nuclear en la zona. Se trataba de una iniciativa del menemismo. La marcha a Gastre es un hito en la historia de las luchas socioambientales de la Patagonia, y un antecedente que inspiró ordenanzas “antinucleares” en más de 60 municipios del país.

En abril de 2007, durante el primer gobierno de Mario Das Neves, comenzó un proceso de tratamiento exprés de la concesión del Estado de Chubut del yacimiento Cerro Dragón, uno de los más importantes del país, a la petrolera Pan American Energy, de los Bulgheroni. Todo el proceso fue cuestionado, incluso con denuncias de corrupción en tribunales foráneos. Existieron citaciones del fiscal Guillermo Marijuán en 2017, a la veintena de legisladores provinciales que aprobaron esa concesión a medida de la petrolera hasta el año 2047 con complicidad de funcionarios nacionales. Con esta concesión, posible tras la reforma constitucional de 1994 que transfirió la propiedad de los recursos naturales y bienes comunes del Estado nacional a las provincias, se creó la base material para impulsar en Chubut un proceso de endeudamiento en dólares, con las regalías petroleras como garantía en “débito automático”, ligado a su vez a una matriz de corrupción que se mantiene hasta el día de hoy y que explica en gran medida la dinámica del régimen político, los partidos tradicionales y el empresariado local, con el Estado provincial como el comité de administración de los negociados, retornos y prebendas. Las recientes condenas con las que avanzó el Poder Judicial provincial en las causas “Revelación” y “Embrujo” han cumplido una clara función: sacrificar partes para salvar el todo.

Entre 2018 y principios de 2020 se genera un nuevo proceso de lucha frente a los nuevos incumplimientos salariales del gobernador Mariano Arcioni para con los trabajadores estatales. Pago de salarios hasta con tres meses de atraso. Paros, movilizaciones, piquetes en toda la provincia.

Esta secuencia histórica de ataques del poder político y económico a los intereses populares en Chubut, vehiculizados por muy democráticas instituciones y muy democráticos gobiernos, no pueden más que opacar cualquier intento de embellecimiento de la democracia capitalista. Sobran elementos para sostener que en Chubut funciona una democracia de infantería, ajuste y saqueo.

Volviendo a diciembre 2021

“Fueron grupos antidemocráticos y violentos”. Es lo que responderán sobre diciembre de 2021, si los apuran un poco, muchos dirigentes políticos de los partidos tradicionales de la provincia, periodistas, sectores empresariales, burócratas sindicales. Es su mejor intento de lectura política de estos hechos, que ya son historia reciente. El “Chubutazo” de 2021 en defensa del agua y contra la megaminería no fue la pueblada más grande de la historia de esta provincia de la Patagonia, sino que fue obra de “grupos”, que además fueron “antidemocráticos” y “violentos”.

Antidemocrática y violenta fue la escandalosa modificación en la legislatura provincial de la Iniciativa Popular de 2014 que buscaba prohibir definitivamente la megaminería en Chubut, con represión tercerizada, zona liberada mediante, de patotas sindicales de la UOCRA. Antidemocrática fue la estafa electoral del gobernador Arcioni, que en campaña estaba en contra de la minería a gran escala y cuando fue electo la impulsó. Antidemocráticas son las coimas en el ámbito legislativo, como el caso “100 lucas” López, ¿Alguien sabía antes de las elecciones provinciales de 2019 que a Sebastián López, legislador provincial del PRO, lo financiaban las mineras? Antidemocrática fue la tergiversación de informes científicos del CONICET, una causa que está en Justicia y no ha avanzado, por falsedad ideológica. Antidemocrático, reiterativamente, fue el rechazo de la segunda Iniciativa Popular en 2021, esta vez con más de 30.000 firmas, sin debate en la sesión legislativa. Y antidemocráticas son las causas judiciales que están montando contra vecinos y vecinas que se movilizaron en defensa de dicha Iniciativa Popular, y además contra quienes se movilizaron en las jornadas de protesta en diciembre de 2021.

Adaptando la pregunta inicial de este artículo: ¿Qué fue más democrático: la aprobación de la ley de zonificación minera por la legislatura de Chubut en 2021 o las inmediatas movilizaciones populares que voltearon dicha ley?

Dos aclaraciones. Primero, el rechazo al embellecimiento de esta democracia, no significa que exista un signo igual entre dictadura y democracia, aunque sea capitalista, porque en esta última la clase obrera está en mejores condiciones para luchar, en defensa de sus derechos y en pos de una perspectiva de poder. Es decir, las libertades democráticas son conquistas que hay que defender todos los días. Segundo, considero inconducente el debate de Estado “presente” o “ausente”. El Estado está siempre y trafica una dictadura de clase bajo la apariencia del interés común. La frontera entre “los privados” y “el Estado” es difusa, cuando no inexistente. El Estado no somos todos, son algunos. De hecho, la historia de la clase trabajadora demuestra que no es el Estado el que “da” derechos, sino que es en la lucha contra el Estado que importantes derechos democráticos se han conquistado. Por ejemplo, el derecho a huelga.

La lucha por las libertades democráticas es contra Milei pero también contra sus creadores

Como decía, este año se cumplen 40 años de democracia en Argentina y la necesidad de un balance se impone. Este es un aporte desde la historia reciente de Chubut y desde mi propia experiencia, como un testigo que ha dado testimonio.

Por último, un dato sobresaliente: en las recientes elecciones, en Chubut, ganó Javier Milei. Lo hizo en la PASO del 13 de agosto, en las generales del 22 de octubre y en el balotaje del 19 de noviembre. No es momento de analizar la realidad política bajo el prisma de una lacrimógena moral progresista, es momento de la dialéctica. Por eso sostenemos lo siguiente: Milei, que niega los 30.000 detenidos desaparecidos, que sostuvo en un debate presidencial que la dictadura cometió “excesos”, que tiene de vicepresidenta a la defensora de genocidas Victoria Villarruel, contradictoriamente, es creación de una democracia fallida. El triunfo de Milei se explica por el fracaso de los gobiernos que nos han llevado a casi un 50% de pobreza; un 50% de trabajo informal y precario; a una inflación de tres dígitos, 140% al finalizar este 2023 Y por otro lado, también prepararon el terreno para su ascenso los constantes ataques a las libertades democráticas sucedidos bajo estos gobiernos. Milei no sale de un repollo, es la expresión atenuada de fenómenos previos, Milei fue cada vez más posible a medida que más impunes quedaban los casos de gatillo fácil, las represiones, la violencia policial, las desapariciones. Milei niega al Estado en su carácter cada vez más falsamente “benefactor”, pero preserva su corazón, que es represivo y está al servicio de determinados intereses de clase.

La resistencia será contra Milei, pero para construir una alternativa política propia, también será contra los gobiernos y los poderes que lo crearon. Porque como dice un muy didáctico y dialéctico refrán: siembra vientos y cosecharás tempestades.

Material extra Quiénes hicimos este trabajo

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